Se deben comenzar los días como una partida de billar, rompiendo con fuerza y desperdigando los pedazos del juego por la mesa. Del mismo modo que suena una bofetada de deseo contenido.
Y si el rasgueo de “Bad Habit” nos trae nuevos vientos… Do, Re, Mi, ¡Fuck!
Seamos mal ejemplo, seamos un riff descarado del rock más decadente, el vértigo en la boca del estómago del que, subiendo las escaleras, se cree que hay un escalón más; el ascua que aún quema en la mano de quien aparta la ceniza.
Seamos el vuelo merecido del mirlo blanco.
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