Huyo de la condescendencia —le dijo la felicidad a la mentira.
El tiempo secuestrado
son días de pensamientos de otro dueño,
una idea o concepto que se sucede
sin poder reprimirla.
Con el paso del tiempo,
su frecuencia se aleja hasta convertirse en recuerdo;
pero nunca en olvido.
Es una fotografía del pasado
donde, al fin, deja de aparecer un nombre en cada instante.
Pero lo que nadie sabe,
ni sabrá jamás,
es que a diario regresa a visitarte.
Y aunque en lo que acontece alrededor,
lo que llamamos el mundo real,
donde todo es sustituido, fugaz y cobarde,
no exista,
sucede como con las canciones de Sabina,
pero con otros nombres;
cualquiera que sepa cantar interpretará mejor sus canciones,
pero jamás se sentirán como cuando las canta Joaquin.
***
De mi libro ficticio «¿Qué sentirá la causa de la consecuencia?».
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