Me interesa lo que pierdo, porque lo que tengo siempre estoy dispuesto a perderlo —dijo el adiós.
El final tan solo son un puñado de canciones con nuestro recuerdo.
Porque hay —y siempre habrá— canciones que tienen nombre y apellidos,
canciones con momentos que quedarán incrustadas en nuestra memoria de por vida.
Porque la única certeza es que todo muere si deja de emocionarnos.
Y, para mí, es imposible que no exista una emoción detrás de la música. Y detrás de la letra, la melodía y el conjunto armónico que provoca que se erice mi piel; está tu nombre.
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