Nunca obvies las pequeñas cosas
ni las brillantes alas de un insecto
ni las marcas de sus aguijones.
Porque una abeja
con su miel
es capaz de calmar el caos que bulle en tu mente,
sosegar el avispero de tu cabeza.
Y en un instante
desde la tranquilidad de un amanecer
observarás bajo tu piel
si es abeja o mariposa lo que rompe la crisálida.
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