Tenemos que quemarnos en los infiernos para recuperar las alas y volver a la tierra.
Afilar las uñas en otras pieles y que nuestros colmillos reluzcan blancos.
Aullar a la noche despertando exhaustos de días.
Desprendernos de las pieles que nos sobran y vernos de nuevo.
Ella quería descender a las llamas, no hay ruego que detenga al deseo.
Yo no pedí que exprimiera hasta la última gota de mis demonios.
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