Salir de la cama ha sido como destaparse en Plutón… ¡menudo viaje! He subido la persiana y tengo tres palomas congeladas cual gárgolas en Notre Dame… ¡No veas cómo joroba eso a primera hora! Espero que así no caguen.
Al salir de casa, un pingüino en mi ascensor; mi portero ha cambiado su sitio por un iglú.
Ya en la calle, Big Foot intenta pisar los grajos y una madre con una espátula raspa la entrepierna de su hijo modelado como Manneken Pis. ¿Quién le manda mear con este tiempo? «Tenemos nueva estatua en el barrio». La mujer de Lot ha debido volver la vista atrás aquí, el suelo está lleno de sal sin previsión de nieve.
Trayecto en metro, a su paso por Bernabéu, varios caminantes blancos; ha llegado el invierno. A mi lado, Frozen, afónica en mangas de sisa. El resto de pasajeros marcan con su castañeo de dientes la percusión del viaje.
Último tramo caminando entre esquimales con nariz de payaso y chimeneas sin tabaco en la boca.
He llegado al trabajo…
—Buenos días.
—¡Buenos días!
—Parece que hace «biruji», ¿no?
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