En el principio ya existía la Palabra; y la palabra estaba con Dios, y la palabra era Dios.
La Biblia. Juan 1.1
Todo se hizo por ella, y sin ella, no se hizo nada de cuanto existe.
La Biblia. Juan 1.18
El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.
Gabriel García Márquez – Cien años de soledad
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
Blas Otero – Me queda la palabra
Me despierto en mis palabras,
Por entre las palabras que ahora digo,
A gusto respirando
Mientras con ellas soy, del todo soy
Mi nombre,
…
No estoy solo. ¡Palabras!
Federico García Lorca – Despertar Español
Los hombres somos hijos de la palabra, ella es nuestra creación; también es nuestra creadora, sin ella no seríamos hombres.
Octavio Paz – Nuestra Lengua
Pronunciada primero,
luego escrita,
la palabra pasó de boca en boca,
siguió de mano en mano,
de cera en pergamino,
de papel en papel,
de tinta en tinta.
Ángel González – La palabra
Para quien escribo
…
Escribo acaso para los que no me leen
…
Para todos escribo
Vicente Aleixandre – Para quien escribo
Habría que encontrar un nuevo lenguaje, o mejor todavía, un lenguaje de silencio, en el que nos pudiéramos comunicar por levísimos estremecimientos, como los animales.
Héctor Freire – Desacralizar
Quisiera que tú me entendieras a mí, sin palabras.
…
Sin palabras amigo, tendría que ser sin palabras como tú me entendieras.
José Hiero – Alegría
Pero ¿qué están hablando esos poetas de ahí de la palabra?
…
La palabra es un ladrillo, ¿Me oísteis?…
Un ladrillo. El ladrillo para levantar la Torre… y la Torre
tiene que ser alta… alta, alta…
hasta que no pueda ser más alta.
Hasta que llegue a la última cornisa
de la última ventana
del último sol
y no pueda ser más alta.
Hasta que ya entonces no quede más que un ladrillo solo,
el último ladrillo… la última palabra,
Para tirárselo a Dios,
con la fuerza de la blasfemia o de la plegaria…
Y romperle la frente… a ver si dentro
Está la luz o está la nada.
León Felipe – La Palabra
Deja una respuesta